BASES BIOLÓGICAS DE LA ANSIEDAD
La ansiedad es una
experiencia universalmente conocida. Respuesta esperable ante situaciones que
connotan un riesgo. En este sentido, podría considerarse una ansiedad
fisiológica. Pero existen otras situaciones en donde se dispara la respuesta
ansiosa que es importante considerar. Puede ser desencadenada por medicamentos,
por ejemplo, por la hormona tiroidea, por ciertos descongestivos; por
sustancias psicoactivas, como la cafeína; o puede ser gatillada por
enfermedades médicas, una persona que cursa un infarto agudo de miocardio
experimenta ansiedad, o alguien que presenta una crisis de broncoespasmo. De
hecho, son situaciones en donde hay una percepción de amenaza proveniente del
cuerpo.
Se habla de trastornos de
ansiedad cuando no hay correlación entre el estímulo ansiogénico y la respuesta
ansiosa; puede ser por la magnitud de la misma, la persistencia en el tiempo o
el desligamiento entre ambos, estímulo y respuesta.
La respuesta ansiosa es
mediada por el sistema nervioso central, que se caracteriza por ser un sistema
complejo, dinámico y abierto.
El sistema nervioso central
está constituído por la médula espinal, el bulbo raquídeo, la protuberancia, el
mesencéfalo, el diencéfalo, el cerebelo y los hemisferios cerebrales. Permanece
“empaquetado” por la barrera hematoencefálica y se conecta con todo el cuerpo a
través del sistema nervioso autónomo o periférico. Las señales que captan los
órganos de los sentidos y se conducen por el sistema nervioso periférico hacia
el sistema nervioso central se denominan aferencias. Las respuestas del sistema
nervioso central que emergen hacia distintas partes del cuerpo a través del
sistema nervioso periférico son eferencias.
Las aferencias se
corresponden con las sensaciones que recepcionan los órganos de los sentidos y
que se procesarán primero en las correspondientes áreas somatosensoriales
cerebrales. Por ejemplo, los estímulos captados por la retina se procesarán en
el área visual occipital. Los distintos tipos de información captados por los
sentidos se procesan en áreas de asociación primarias. Para la vista, se
tratará de integrar color, forma, etc. Finalmente, hay áreas de asociación
secundarias, que asocian justamente información procedente de distintos
sentidos. Por ejemplo, color, textura, sonido, aroma. Las áreas de asociación
secundaria son: la corteza prefrontal CPF, el sistema límbico y la corteza de
asociación posterior.
La llegada de los estímulos
captados por los sentidos al cerebro se hace previa estación en el tálamo. El
tálamo es una importante estructura del diencéfalo. Hay dos funciones del
tálamo en este sentido: funciona como estación de relevo, puesto en el camino
hacia el destino final; y, además cumple función de filtro. Como filtro, impide
que todos los estímulos lleguen a la corteza. La falla del tálamo en su función
de filtro ha sido postulada en problemas psicopatológicos, como la
esquizofrenia.
Desde el tálamo surgen dos
vías respondedoras a estímulos: la vía talámica directa y la vía talámica
indirecta.
Expresiones
de la respuesta ansiosa
La expresión de la ansiedad
toma al cuerpo produciendo respuestas motoras, autonómicas y endócrinas.
Algunos autores han dicho que el cuerpo es el teatro de la expresión de las
emociones. La expresión es del orden de lo observable e involucra respuestas
inconscientes.
Ø
Expresión motora
La vía talámica directa es,
como se puede imaginar, la más corta, y, también la más rápida. El tálamo pasa
la información al complejo nuclear amigdalino, que producirá la respuesta
motora. El complejo nuclear amigdalino forma parte del sistema límbico y se parece
a una almendra. Es una parte subcortical del sistema límbico. Sobre la amígdala
ha habido una explosión de estudios de investigación en los últimos años. El
protagonismo de la amígdala tiene que ver con su rol como coordinadora de las
respuestas vinculadas a la expresión de la ansiedad y a la experiencia ansiosa.
Se ha hecho referencia a la
respuesta motora. La respuesta motora en la ansiedad puede ser de lucha o de
tipo evitativo, de huída. Lo que los anglosajones llaman “fight or flight”.
La respuesta producida por
vía talámica directa es subcortical. Puede resumirse como aferencia – tálamo –
complejo nuclear amigdalino – eferencia. Implica acción sin pensamiento. Si una
persona acerca su brazo a la tapa de un horno y siente que se quema, retira inmediatamente
el brazo sin pensarlo.
La vía talámica indirecta es
la siguiente: aferencia – tálamo – CPF – complejo nuclear amigdalino –
eferencia (respuesta motora). Como se puede apreciar es una respuesta cortical
más elaborada, más integrada y más sofisticada.
La vía talámica directa gana
en velocidad, es 300 milisegundos más rápida que la indirecta. Cuando no hay
sincronía entre las dos vías pueden producirse respuestas inapropiadas o menos
eficientes, como quedarse congelado frente al peligro por parálisis o una
activación desenfrenada de la amígdala.
La CPF tiene una parte
dorsal, exterior, que está involucrada en las funciones ejecutivas superiores;
y otra porción ventral, medial, que hace de stop a la amígdala ya que ejerce
una acción inhibitoria.
La respuesta motora (lucha,
huída, parálisis) es una de las formas de expresión de la ansiedad, las otras
son la autonómica y la endocrinológica, y podría mencionarse la inmunológica.
Ø Expresión
autonómica
La expresión autonómica depende de los núcleos del tronco
encefálico. Las aferencias dolorosas llegan directamente a ellos. También
reciben aferencias de la coordinadora de las respuestas ansiosas, la amígdala.
La activación simpática produce aumento de la frecuencia cardíaca o
taquicardia, percepción del latido cardíaco o palpitaciones, aumento de la
frecuencia respiratoria, de la tensión arterial, dilatación pupilar o
midriasis, mayor velocidad de los reflejos; en general la activación de los
núcleos protuberanciales se relaciona con el estado de alerta o vigilancia, la
persona está en guardia, lista para atacar o para salir corriendo.
La activación de los núcleos bulbares se asocia con
reacciones que defensivamente no serían óptimas, como producir bradicardia o
disminución del ritmo cardíaco que puede relacionarse por ejemplo con síncope o
desvanecimiento o con pérdida del control de esfínteres. Son respuestas
parasimpáticas.
Ø
Expresión endocrina
Cuando la amígdala transmite estímulos al hipotálamo, se
activa un importante eje del sistema endocrinológico, el eje hipotálamo –
hipofiso – adrenal.
El hipotálamo, situado extremadamente cerca del tálamo,
como su nombre lo indica, es la glándula jerárquicamente superior del
organismo. De ella depende la regulación de todas las otras glándulas del
organismo. Libera el CRH o factor liberado de corticotrofina, que impacta sobre
la hipófisis. Hipotálamo e hipófisis alojadas en la intimidad del sistema
nervioso central, operarán a distancia sobre las demás glándulas a través de la
ACTH o adrenocorticotrofina liberada por la hipófisis. Entre todas las
glándulas que bañará la ACTH se destaca la corteza suprarrenal, productora de
corticoesteroides.
Los corticoesteroides son liberados con un ritmo
circadiano. Quiere decir que varía entre los distintos momentos del día. La
secreción máxima se produce por la mañana. El dosaje de cortisol en plasma
varía según el momento del día en el cual sea extraída la muestra sanguínea.
Los estímulos ansiogénicos
activan el eje hipotálamo – hipófiso – adrenal, aumentando la liberación de
cortisol. El cortisol está involucrado con un mayor rendimiento del organismo:
subida de energía, aumento de la ingesta (en especial de carbohidratos, puede
asociarse al deseo compulsivo de dulces propio de la ansiedad o también
conocido como “craving” de dulces), reserva de calorías, aumento del umbral al
dolor, disminución de la respuesta inflamatoria.
Cuando las concentraciones
plasmáticas de cortisol son altas, producen una regulación a la baja del número
de receptores del hipocampo al cortisol. El hipocampo es parte del sistema
límbico, involucrado en la memoria episódica o biográfica o memoria de la asociación
libre. La regulación a la baja del número de receptores produce una falla en la
retroalimentación negativa o “feed back” negativo sobre la liberación de
cortisol. De modo que se establece un equilibrio con niveles más altos de
cortisol.
Comúnmente,
con la desaparición del estímulo ansiogénico disminuye el cortisol, se
recuperan el número de receptores y la sensibilidad al “feed back”. Pero la
persistencia del estímulo ansiogénico, una exposición prolongada a él, se asocia
con la falta de supresión en la producción de cortisol. Ocurre en la depresión.
Ansiedad y depresión comparten las bases biológicas, lo cual explica la
respuesta positiva de ambas a los mal llamados antidepresivos, que tienen
diversas acciones, entre las que se cuenta la acción antidepresiva y la acción
ansiolítica. Muchos pacientes con depresión no responden a la prueba de
supresión de la dexametasona. Dexametasona es un corticoide exógeno. Cuando se
le administra a una persona, produce una disminución en la síntesis de los
corticoesteroides endógenos. En la depresión, aunque la persona reciba
dexametasona sigue fabricando y liberando altas cantidades de cortisol.
El
cortisol tiene un efecto dañino sobre las neuronas del hipocampo, las atrofian.
Disminuye el número de dendritas y se empequeñecen. La serotonina está
involucrada en esta cuestión y el aumento de serotonina durante el tratamiento
permite que puedan “florecer” las mustias neuronas hipocampales.
Experiencia de la ansiedad
La
experiencia se refiere al estado de sentimiento que puede ser representado y es
del orden de lo privado. La experiencia de la ansiedad es opaca. Para
neurobiólogos como Damasio o Kandel es consciente y permite interpretar las
reacciones que se producen en el cuerpo o expresiones que ya se han planteado.
Ledoux, en cambio, habla de estados de sentimiento que pueden ser hechos
conscientes y de estados de sentimiento representados inconscientemente.
En
la experiencia de la ansiedad intervienen el hipocampo, la corteza cingulada
anterior y la corteza prefrontal.
El
hipocampo tiene a su cargo la interpretación del potencial amenazante,
relacionándolo con experiencias pasadas. De su evaluación puede ocurrir que se
active la cascada de la ansiedad o que esto no ocurra.
La
amígdala, en tanto coordinadora de todo lo relacionado con las expresiones y
con la experiencia de las emociones, interacciona:
a- con el hipocampo, aportando el significado afectivo y
aumentando la fijación, consolidación y evocación de la memoria;
b- con la corteza cingulada anterior, nexo entre
circuitos límbicos y cognitivos;
c- con la corteza prefrontal; su sección orbito –
frontal posee interacciones recíprocas con la amígdala y se relaciona con las
respuestas al entorno. La sección dorso lateral está implicada en funciones
ejecutivas superiores.
Las
respuestas de lucha o escape dependerán de estas interacciones, que posibilitan
la planificación de la acción. La respuesta motora extrapiramidal tiene que ver
con las fibras que procedentes de la amígdala llegan al cuerpo estriado.
Referencias Bibliográficas
Stahl,
Stephen. Psicofarmacología esencial de Stahl. Tomo II. Editorial Aula Médica.
Madrid. 2011
Bauleo,
Armando - Alvano, Alejandro Sebastián. Avatares de la clínica. Mediciencia. Buenos
Aires. 2004
Fratícola,
Gabriel. Neuroanatomía en psiquiatría. 2008
COMENTARIOS GENERALES:
ResponderBorrar- no se observan apreciaciones del grupo frente a cada tema que se ingreso.
- el blog debía ser organizado con información de: artículos e investigaciones.
nota: 4.4