Función
del hipotálamo en la función agresiva
El
hipotálamo coordina la expresión periférica del estado emocional. Los estudios
indican que el hipotálamo sería el
principal encargado de regular las funciones neuroendocrinas relacionadas con la
agresión (Figura No. 2). Con respecto a este criterio, el hipotálamo estaría
organizado topográficamente en tres regiones, las cuales una vez estimuladas eléctricamente
generarian distintos tipos de agresión: ataques depredatorios, afectivos y
respuestas de fuga; las tres, serían partes de la conducta agonista que abarca
la lucha, el miedo y la fuga. Así, una estimulación en la porción lateral del
hipotálamo provocaría una agresión predatoria; una estimulación en la porción
medial hipotalámica induciría
una agresividad afectiva y una en la porción dorsal del hipotálamo, resultaría
en una respuesta de fuga.
Función
de la amígdala en la función agresiva
La
amígdala interviene en la expresión somática de la emoción. Le da la expresión
a nuestra cara y cuerpo permitiendoexpresar
miedo, rabia o sorpresa; de esta manera, prepara al individuo ante la posible
amenaza del estímulo, y prepara la respuesta de huir o enfrentar. Su mediación es
tanto en el estado emocional consciente o inconsciente, por lo que su activación
precede a la respuesta ante el estímulo. Reacciones defensivas como ira y
agresión, han sido provocadas en diferentes regiones del complejo amigdaloide.
Las lesiones en este complejo producen disminución en la conducta agresiva,
disminuyéndose la excitabilidad emocional y normalizándose la conducta social en
individuos con graves trastornos de conducta.
Corteza
Frontal, Cíngulo, Hipocampo
Este
complejo converge el órgano efector: Atacar o huir. Guarda la memoria emocional
que condiciona la respuesta futura del sujeto y que tiene importancia
fundamental en psico-patología. Así, receptores beta-adrenérgicos intervienen en
esta memoria emocional mientras que bloqueadores beta-adrenérgicos interfieren
al almacenar esta experiencia. Las estructuras anatómicas de la emoción, son
compartidas por actividades mucho más elementales como apetito y alimentación,
gusto o satisfacción sexual.
La
sabiduría del proceso evolutivo, aproximó estos circuitos neuronales, para
facilitar al ser vivo el aprendizaje que permitiera su defensa y protección de
la especie. Gusto, disgusto y saciedad; agrado o desagrado; recompensa o castigo,
fueron pilares del aprendizaje. La última etapa fue la especialización del
neocórtex para priorizar la información proveniente de los circuitos neuronales
y su información periférica.
BASES
NEUROENDOCRINAS
Las
hormonas gonadales, y sobretodo el andrógeno principal la testosterona, fueron
consideradas como las más importantes en la agresión. Hay también un interés en
el eje pituitario-adrenocortical, relacionado con la agresión; existiría,
entonces, una relación evidente entre ambos ejes, el gonadal y el pituitario-adrenocortical
y la agresión. A esto se le suma la participación de los corticoesteroides en
relación a toda conducta agresiva que no sea de carácter sexual. Los estudios
demuestran que la capacidad de experimentar sentimientos agresivos, está
estrechamente asociada a la actividad gonadal masculina. El eje pituitario- adrenocortical
parece tener una influencia indirecta sobre la agresión en general y sobre la
testosterona.
Catecolaminas,
serotoninas y otros neurotransmisores
La
agresión, es una categoría de estrés que altera el metabolismo de las aminas;
sin embargo, las diferencias individuales hacen acto de presencia. Parece ser
que la adrenalina mediatizaría el miedo y la agresión; y la noradrenalina, la
irritabilidad. Se ha encontrado que la síntesis de aminas en el cerebro estaba en
relación con la estimulación ambiental, en condiciones de aislamiento decrecían
y en condiciones de agresión se incrementaban; pero la estimulación intensa y
la agresión a la larga, aceleran la disminución de las aminas. La serotonina
(5-HT) se ha implicado en la modulación de agresión en los animales y humanos.
El
sistema del serotonérgico es complejo y en la última década un volumen enorme de
nuevos resultados ha cambiado el concepto simple dramáticamente del sistema de neurotransmisión.
En la actualidad, pueden distinguirse 14 receptores de la serotonina diferentes
dentro de la familia: 5-HT1A, 5-HT1B, 5-HT1D, 5-ht1E, 5-ht1F, 5-HT2A, 5-HT2B,
5-HT2C, 5-HT3, 5-HT4, 5-ht5A, 5-ht5B, 5-HT6, y 5-HT7. De los 14 5-HT diferentes
receptores localizaron el 5-HT1B, que es un heteroreceptor, el cual juega un
papel muy selectivo en la modulación de la agresión ofensiva.
La
preponderancia absoluta o relativa de catecolaminas biológicamente activas en
el cerebro, están correlacionadas con el estado de vigilia, la actividad motora
y la agresividad; mientras que la preponderancia absoluta o relativa de la
serotonina activa en el cerebro, está relacionada con la sedación, la ansiedad;
y a niveles elevados, con la excitación, desorientación y convulsiones.
Hormonas
Corticoesteroidales
Algunos
corticoesteroides, como la corticoesterona y la cortisona, estarían asociadas a
la fisiología de la agresión. Altos niveles de ACTH disminuyen la agresividad e
incrementan el miedo ante la presencia de un estímulo nuevo o específico,
mientras que los niveles hormonales pituitoadrenocorticales intermedios, parecen
que predisponen al animal a ser más agresivo y menos temeroso. Según varios estudios,
la ACTH funcionaría para disminuir la agresividad a largo plazo, ya que la
administración exógena de esta sustancia tiene un efecto excitador de
la córtico-esterona,
que aumenta la agresión. La disminución de la agresión como
resultado de un aumento de la actividad adrenocortical, puede
ser el resultado de la acción extra-adrenal de la ACTH, pues ésta disminuiría la
secreción gonadal de
testosterona
Referencias Bibliográficas
Agresividad, trastorno antisocial y violencia; Francisco A. Ramírez Mejía,* Américo Reyes Ticas,† Marisabel Rivera‡; Rev Med Hondur 2007; 75:190-196, Publicación Científica del Colegio Médico de Honduras (fundada en 1930); Vol. 75, No. 4 Octubre, Noviembre, Diciembre 2007 pp. 163-216
Referencias Bibliográficas
Agresividad, trastorno antisocial y violencia; Francisco A. Ramírez Mejía,* Américo Reyes Ticas,† Marisabel Rivera‡; Rev Med Hondur 2007; 75:190-196, Publicación Científica del Colegio Médico de Honduras (fundada en 1930); Vol. 75, No. 4 Octubre, Noviembre, Diciembre 2007 pp. 163-216
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