viernes, 16 de mayo de 2014

Bases Biológicas del Hambre


REGULACIÓN NEUROENDÓCRINA DEL HAMBRE, LA SACIEDAD Y MANTENIMIENTO DEL BALANCE ENERGÉTICO


El hambre es la motivación que nos induce a ingerir alimentos, los cuales aportan los nutrimentos que requiere el
organismo. El proceso de la ingestión de alimento o alimentación, se puede dividir en las siguientes fases:

1. Fase de inicio. Se basa tanto en el estado interno del organismo, como en el valor incentivo de la meta alimenticia por alcanzar (alimento por consumir), lo cual origina cambios en la corteza cerebral que permiten la selección de un programa motor óptimo para la fase de procuración de nutrimentos.

2. Fase de consumo. Se caracteriza por una acción estereotipada con movimientos rítmicos y ajustes autonómicos que incluyen la secreción de saliva, ácido clorhídrico, insulina y otras respuestas reguladoras.

3. Fase de término. Se explica principalmente por la acción de las diversas señales de llenado gástrico y de saciedad


Si nos planteamos la pregunta ¿para qué sentimos hambre?, las respuestas son: cubrir las necesidades de nutrimentos
para sobrevivir, mantener la estructura y funciones celulares y proveer energía para realizar trabajo útil. Los mecanismos fisiológicos y moleculares de la ingestión de alimentos son muy complejos y aún no bien comprendidos

Ahora si nos preguntamos ¿cómo se genera la sensación de hambre?, la respuesta no es simple, y se puede analizar
desde los siguientes puntos de vista:

a) Psico-social y cultural. Los humanos a diferencia de otros seres vivos utilizan un reloj externo en la rutina diaria, incluyendo horario para dormir y comer, este tiempo externo dispara la sensación de hambre. Otros factores que influyen en la alimentación son la disponibilidad de alimentos, la oportunidad para ingerirlos y sus propiedades organolépticas como olor, sabor y textura. Las personas seleccionan sus alimentos con base a lo que han aprendido de las características de alimentos saludables o dañinos

b) Biológico. Se han postulado diversas teorías basadas en aspectos biológicos, encaminadas a explicar cómo es que se origina la sensación de hambre. Cannon y Washburn propusieron la “teoría de la contracción del estómago”, la cual postula que sentimos hambre cuando se contrae el estómago. La teoría se desechó debido a que personas sin estómago manifestaban la sensación de hambre. La teoría glucostática de Mayer postuló que la sensación de hambre inicia cuando el nivel sanguíneo de glucosa desciende ligeramente. La teoría de la insulina afirma que sentimos hambre cuando los niveles circulantes de insulina sufren un incremento súbito. La teoría lipostática de Kennedy postuló la existencia de receptores hipotalámicos que detectan elevación del nivel plasmático de ácidos grasos y en respuesta se desencadena la señal de hambre. El hipotálamo detecta la cantidad de grasa corporal, que de ser abundante genera señales de inhibición del hambre.

En la última década se ha generado abundante información acerca de los mecanismos involucrados en la regulación de la ingestión de alimentos, se ha postulado la existencia de un sistema neuroendocrino regulador del hambre y la saciedad. Los mecanismos que regulan la homeostasis y el balance energético en los organismos superiores incluyen señales moleculares centrales y periféricas, tales como hormonas gastrointestinales, citocinas, intermediarios metabólicos y nutrimentos.





CARACTERÍSTICAS DEL SISTEMA DE REGULACIÓN DE HAMBRE Y SACIEDAD

El humano es un organismo heterótrofo, que obtiene sus alimentos del medio ambiente, por lo que requiere de un sistema muy bien organizado que regule la ingestión de alimentos, el mantenimiento del balance energético y la conservación del peso corporal. Cuando este sistema falla, se presentan patologías como son la desnutrición y la obesidad.

El hipotálamo es la región donde se integra una compleja red de vías neuronales que regulan el hambre y la saciedad. Cuando se dañan experimentalmente los núcleos hipotalámicos ventromedial y paraventricular se originan hiperfagia y obesidad, en tanto que el daño del hipotálamo lateral produce anorexia severa y pérdida de peso corporal.
El núcleo hipotalámico ventromedial es el centro de la saciedad, en tanto que el hipotálamo lateral es considerado el
centro del hambre.

El sistema nervioso central (SNC) recibe información del estado energético en que se encuentra el organismo y en consecuencia envía señales hacia los diversos órganos y sistemas periféricos para lograr un balance energético óptimo
a corto y a largo plazo.

Las múltiples señales que integran el sistema de regulación neuroendocrina de la alimentación se han agrupado con base a criterios tales como el sitio donde se originan, ya sea en el SNC o en órganos y tejidos periféricos, dividiéndolas en dos grandes grupos: señales centrales y señales periféricas. Con base a la duración de su acción se clasifican en señales de
corto plazo y de largo plazo.

Así mismo, las señales moleculares pueden tener efectos orexígenos (hambre) que activan vías anabólicas, o bien efectos anorexígenos (saciedad) que activan vías catabólicas.

El sistema anabólico se encarga del mantenimiento o la ganancia de peso corporal a través de la estimulación de la ingestión de alimentos poniendo en marcha por un lado, los mecanismos que inducen el hambre (el deseo intrínseco de la ingestión de alimentos ó la necesidad de cualquier tipo de alimento) y el apetito (preferencia específica por algún alimento) y por otro lado, se activan los mecanismos que inhiben el gasto energético.

El sistema catabólico es el encargado del mantenimiento o de la pérdida de peso, a través de mecanismos que aumentan el gasto energético y disminuyen la ingesta alimenticia activando señales de llenado gastrointestinal y de saciedad.

Los sistemas anabólico y catabólico funcionan concertadamente mediante una compleja red de comunicación, ya sea nerviosa (sináptica) y/o química (endocrina, paracrina y autocrina.

































Referencias Bibliográficas 
MERCEDES ELVIRA GONZÁLEZ HITA, KAREN GABRIELA AMBROSIO MACIAS
Y SERGIO SÁNCHEZ ENRÍQUEZ; REGULACIÓN NEUROENDÓCRINA DEL HAMBRE, LA SACIEDAD Y MANTENIMIENTO DEL BALANCE ENERGÉTICO., Investigacion en salud., Vol. VIII • Número 3 • Diciembre 2006 



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